En el actual sistema sanitario español prima la salud del paciente, ya
que el médico no recibe ni beneficio ni perjuicio económico por los
tratamientos o diagnósticos que realiza. Su objetivo es el bieniestar
del paciente y no la “rentabilidad económica” de cuidar la salud de
éste.
La Generalitat ha propuesto un nuevo modelo de gestión en el que los
centros sanitarios serán empresas privados y obtendrán beneficios o
pérdidas. Asimismo los médicos ya no serían trabajadores del estado sino
que “se convierten en empresarios del sector“,
es decir, también recibirán un
plus economico si “ingresan más para el
hospital de lo que gastan para el hospita” en pruebas y tratamientos.
Aunque el informe afirma que este cambio no afectará a los pacientes esto es falso.
Con este nuevo modelo tanto hospitales como médicos se verán afectados
por los “resultados económicos” de las pruebas y tratamientos.
La prioridad de los hospitales a partir de entonces será maximizar el
beneficio económico (como toda empresa privada, al menos eso sostiene la
economía).
En otra palabras: hasta ahora la prioridad de los sanitarios era lo que
resultaba beneficioso para la salud del paciente. A partir de ahora lo
prioritario será lo que resulte beneficioso para las cuentas del
hospital, independientemente de si es aconsejable para el paciente o no.
Se preferería un tratamiento que “ingresa más de lo que cuesta” y no
su efectividad en la salud, en nuestra salud.
Este modelo que se propone para Cataluña, podría ser adoptado por otras
CCAA. Estos modelos ni otros recortes de la sanidad, no están orientados
al paciente (como muestra el reciente cierre de 85 centros de salud, o
el
sistema propuesto de puntos para el diagnóstico.
La sanidad pública de nuestro país está experimentando una privatización
impuesta tanto desde los mercados, el FMI como desde la UE (a través
del Pacto del Euro, firmado por nuestros políticos) con una reducción
del gasto social, el cuál es uno de los menores de la UE.
Se quiere para favorecer la sanidad privada falsamente publicitada como más eficiente en detrimento de una sanidad pública.
Contrariamente a lo que se nos quiere hacer creer de que el sistema está
en quiebra, obsoleto, etc. El sistema español es uno de los mejores del
mundo a la par que de los menos costosos.
Nuestro sistema está entre los mejores del mundo: en el año 2000 fue
catalogado como el 7º mejor del mundo por la OMS, en 2010 clasificado
como el 3º mejor del mundo junto con Suecia, así como puesto como modelo
a seguir por estudios de EEUU, por su gran calidad y eficiciencia.
Asimismo es uno de los que más baratos para el bolsillo del ciudadano
(vía impuestos): el Estado destina menor porcentaje de PIB destina al
gasto sanitario que la mayoría de países desarrollados, países que
poseen peor calidad, que no cubren a todos los ciudadanos ni servicios
mientras suponen mucho más dinero de Gobiernos y ciudadano.
Por todo ello rechazamos completamente esta propuesta de modelo, pues el
único beneficio será económico para las empresas privadas que
participarán en estos organismos bien en forma de gestión o de
capital mientras perjudicará a los ciudadanos tanto en la calidad de la
asistencia que recibiremos como en el precio más elevado que tendremos
que pagar por una sanidad de peor trato y más ineficiente. Por ejemplo,
muchos tratamientos de enfermedades degenerativas o según qué tipos de
cánceres no nos serían dados porque aunque efectivos no son “rentables”
puramente en términos económico
Estos hospitales fueron financiados con dinero público para el beneficio
de la salud de los ciudadanos, no de los bolsillos de empresas
privadas. El gasto sanitario va orientado a una necesidad primaria:
todos enfermamos y todos tenemos derecho a una asistencia sanitaria de
calidad. No admitimos que se pongan reparos a destinar recursos a
nuestra salud mientras se destinan cantidades muy superiores a falsos
rescates, inyecciones a la banca, etc.
La salud de las personas no puede ser una variable con la que “jugar”
para incrementar los beneficios y plusvalías de unos pocos, en
detrimento de la calidad de la asistencia sanitaria.
¡La salud no está en venta!
¡Es un derecho mínimo y está garantizado por la Constitución!
Felicidades, Antonio. Buen artículo. La sanidad debe ser pública y de calidad, es de cajón si queremos seguir teniendo un nivel de vida adecuado. El tema de las farmeceúticas es ya más complejo, a ver si un día me escribo algo al respecto.
ResponderEliminarMe acabo de dar cuenta que el artículo es del blog ese y no tuyo, perdón, jajaja. Da igual, esta bien también.
ResponderEliminarNos tratan como mercancias sin más. Nunca antes han actuado tan a las claras, están tan seguros de seguir controlando el rebaño que se permiten el lujo de vomitar en nuestras caras sus delirios de grandeza. Es la prueba evidente de lo corrupto que está todo, esto es, SU LEY, hecha a imagen y semejanza de grandes corporaciones que financian una seudo-democracia que trafica con nuestras vidas y nos enfrentan mientras ellos rien en sus poltronas. Hay que continuar el camino de la Insurrección.
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