Blog de información sobre el grupo del Movimiento 15M de Fuente del Maestre. ¡¡ACERCATÉ A LAS ASAMBLEAS.TODOS LOS VIERNES A LAS 20, EN LA PLAZA DE ESPAÑA!!!

21 octubre 2011

EL TERRORISMO Y LA VIOLENCIA COMO COMODÍN MEDIÁTICO

         Como todos bien sabemos en los medios de comunicación de este país no son muchos los días en los que no nos encontremos una o varias noticias orientadas al terrorismo y a la violencia, ya sea internacional o nacional. La cuestión desde el punto de vista de estos medios es fácil de abordar, ya que criminalizan de forma unilateral a unas personas (al parecer omnipresentes) que nos venden como una especie de desechos humanos cuya mayor diversión (nótese la ironía de la palabra) es crear el caos entre los ciudadanos de bien.
 Para abordar esta compleja cuestión, creo que es fundamental saber
que significan (según la RAE) las palabras utilizadas por estos medios- terrorismo: “1. Dominación por el terror”, “2. Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror”; violencia: “1. Cualidad de violento”, “3. Acción violenta o contra el natural modo de proceder”- en algunas de sus múltiples acepciones y contrastar si estas palabras que usan como comodín se ajustan al hecho implícito en ellas.


         Creo que no hace falta haber estudiado periodismo para saber que las noticias tienen que ser contrastadas o fundamentadas y que deben destinarse a informar al público, pero los medios de comunicación debido a sus intereses definidos (tienen dueños que marcan la línea ideológica del mismo, como dije en el artículo anterior) creo que no piensan lo mismo y pueden soltar barbaridades de la forma más natural posible. Partiendo de esto, llega un momento en que la capacidad crítica de la persona a la que va dirigida la noticia se pierde, y cualquier afirmación se convierte en un hecho verdadero y dogmático más que una opinión o visión más de la realidad.
El caso que estamos tratando actualmente (el terrorismo y la violencia) es un asunto fetiche de los medios para usar la técnica de la manipulación y el sensacionalismo más ruin. Tanto ellos como políticos (que en muchos casos tienen una forma parecida de funcionar) culpan con total deliberación a supuestos “terroristas” o terroristas reconocidos (caso de ETA), a los cuales les dan una difusión más grande de la que ellos podrían adquirir por sus propios medios en la vida, de cualquier cosa que se escape de sus manos (Bildu se ha convertido actualmente en el ejemplo más claro), bien para formar en el público una opinión al respecto acorde a cómo ellos quieren o bien para desviar la atención de los asuntos verdaderamente importantes (la crisis, el paro, los recortes y miles de cuestiones más). 
          Este lenguaje lleno de palabras malsonantes y condenatorias que ya en su esencia provoca que nos decantemos (caso contrario al de otros temas que se tratan con eufemismos) se ha puesto a la orden del día, de tal forma que ha conseguido un poder tan fuerte que limita de forma clara nuestra libertad de expresión. Y esto lo digo, entre otras cosas, por la persecución que se está haciendo a personas que por decir lo que piensan (de una forma muy contradictoria a lo establecido por el sistema, claro está) de forma pública o incluso en libros o canciones (algo que roza lo absurdo si no contextualizamos el hecho) son censuradas, juzgadas, o inclusive encarceladas por influencia de la criminalización vertida en el lenguaje por parte de estos medios.
 La utilización tanto por parte de los medios como por parte de los políticos de asociar la violencia a determinados colectivos que llevan a cabo manifestaciones, protestas o cualquier acto de desacuerdo político es innegable (el 15M es buen ejemplo de ello, incluso cuando este movimiento ha sido un ejemplo de pacifismo). Con esto consiguen dos cosas: aletargar a las masas para que no se unan a esas protestas y dar una imagen prototípica que poco se ajusta a la realidad. Por tanto, su objetivo es buscar hechos violentos (se consiguen de muchas formas y la policía es experta en provocarlos) o desacreditativos para ensuciar la imagen de cualquier cosa que implique cambio o alteración, haciendo que los motivos o argumentos que tienen esas personas no importen en absoluto. Es más, me atrevo a afirmar que a ellos no les conviene que los grupos terrorista estén inactivos o que la violencia no ejerza un papel relevante en la vida cotidiana. Sólo hay que ver películas, videojuegos, televisión y demás para darse cuenta que la violencia es algo que nos inculcan (y ahí no se censura), pero a la par nos condenan el tipo de violencia que de verdad puede hacer daño al sistema instaurado.

          Sin duda, creo que consiguen lo mismo que en teoría quieren denunciar, ya que de la forma que he explicado llevan a cabo un terrorismo (“dominación por el terror”, recuerden) y una violencia mediática palpable. En mi opinión, violencia es no llegar a fin de mes de forma digna, violencia es tener una tasa de desempleados tan elevada, violencia es que un banco te quite tu casa mientras la sigues pagando; terrorismo es ver como tus familiares enferman y no pueden ser atendidos como deberían, terrorismo es reprimir las voces que se alzan unidas por una causa común, terrorismo es anteponer lo económico a lo humano. Por ende, creo que determinada violencia (en el contexto de la reivindicación) o determinado “terrorismo” es un tipo de defensa legítima que va más allá de lo que nos quieren vender (nadie o casi nadie actúa de forma violenta por placer o diversión en estas situaciones).
No quiero finalizar la exposición del artículo sin citar una frase de Goebbels (ministro de propaganda de Hitler en el nazismo) que resume un poco lo expuesto: “una mentira mil veces repetida se convierte en verdad”.

 
¡Rebelaos pueblo, ellos no lo harán por ti!


1 comentario:

  1. Una verdad como un castillo. Buen trabajo Rubén, estamos hartos de mentiras.
    Anon236

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No se puede separar la paz de la libertad, porque nadie puede estar en paz consigo mismo si no es libre.