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17 noviembre 2011

Egoísmo vs compañerismo

         En muchos momentos de mi vida me he planteado de qué forma el egoísmo de las personas en aspectos fundamentales de la vida puede afectar de lleno a la sociedad. En mi opinión, este egoísmo y falta de solidaridad y compañerismo, tanto en el día a día como en el global, es uno de los problemas más serios de la sociedad actual. Sigo creyendo, por muy utópico que pueda sonar, que un mundo dónde los
valores y lo humano sea lo primero puede existir. Pero claro, nos han hecho creer que es muy complicado aplicarlo a la realidad, por ello voy a describir cómo sería este mundo por el que lucho, y por el que espero que cada día lo hagan más personas, comparándolo con el actual.
         Para empezar, hay que dejar claro que vivimos en un capitalismo salvaje donde prima el capital (dinero y bienes), anteponiéndose a las personas, sentimientos, valores, culturas, conocimientos y dignidades personales que habitan en este mundo. Por lo tanto, vivimos en una sociedad de intereses personales, que no deja de ser una evocación del egoísmo más puro. Este egoísmo no es algo natural ni viene en el ADN del ser humano, sino que nos lo transmiten desde pequeños a través de muchas técnicas que pretenden la perpetuación de unos privilegios para una pequeña élite (creando clases sociales diferenciadas).
 Estas técnicas son muchas, por lo que no voy a nombrarlas una a una pero sí algunas, entre ellas están la división del pueblo a través de problemas insulsos previamente creados que generalmente tienden a la dicotomía para enfrentarnos (por ejemplo: Madrid o Barça, PP o PSOE, McDonald´s o Burger King, blanco o negro…), la ocultación o normalización de hechos graves que ocurren cada día y que han sido creados y no provienen de algo divino (el hambre, la pobreza, la invasión de países, la represión, la tortura, la esclavización, el expolio de recursos naturales, la explotación de los trabajadores…), o la alimentación del deseo de tener cada vez más por necesidad; todo ello sostenido por los medios de comunicación y la burocracia (con la que nos hacen creer que la ley, impuesta por la élite financiera, está creada para el bien de la sociedad y no para que no cuestionemos los poderes fácticos).

         En cambio, existe una sociedad dónde lo que prima no es el egoísmo ni el dinero, sino el compañerismo y los valores, en definitiva, lo humano. En esta sociedad de compañerismo lo principal es la igualdad del ser, tanto económica como social o humana, sobre la que se cimentan derechos básicos del ser humano para poder vivir libre y dignamente. Entre estos derechos básicos están la educación- pilar y motor de la vida futura del ser, por lo que debe estar controlada por el estado (por lo tanto será gratuita) y éste debe promover en ella un conocimiento adecuado, sin manipulaciones latentes, dónde lo principal no sea la formación de trabajadores simples sino de personas que repercutan en la sociedad a través de su empleo o pensamiento- la sanidad- que debe ser gratuita, de calidad y libre para todos (no se puede negar el derecho de vivir a ningún ser)- y la alimentación, que provendrá del trabajo de cada persona, pero en condiciones óptimas para realizarse, es decir, con sueldos dignos de verdad, entorno favorecedor para desarrollarlo, sin ningún tipo de paro que condicione a los trabajadores…
Además de estos derechos básicos, ante todo, el pueblo es quien se gobierna a sí mismo por lo que él (y sólo él) es quien tiene que decidir sus cuestiones a través de asambleas populares organizadas, que demuestren una verdadera “demo” (pueblo) “-cracia” (gobierno, poder). Por supuesto, doy por entendido que el sistema capitalista, y con él sus privilegios son erradicados por completo con expropiaciones y nacionalizaciones de las grandes empresas y bancas (es decir, los servicios privados dejan de ser de unos pocos para ser de todos). En consecuencia, la economía la controlarían los que verdaderamente llevan a cabo la producción: los trabajadores (y no los patrones/empresarios), al contrario que pasa en la sociedad del egoísmo.

         Otra cuestión importante a tener en cuenta en esta sociedad es sin duda la vivienda, ya que nadie puede vivir dignamente sin ella, por lo que se facilitará a los ciudadanos que la necesiten una, que la pagarán a través de pequeños alquileres o cuotas insignificantes. En ningún momento los bancos o grandes empresas pueden comerciar con este preciado bien. Y por supuesto, algo fundamental en una sociedad cívica es el respeto a la naturaleza que le vio nacer y que le verá morir. Su buen trato augura buenos alimentos, mejor salud y por lo tanto mayor nivel de vida.
Está claro que a la sociedad del egoísmo no le gustaría la nueva sociedad del compañerismo, por lo que intentaría atacarla desde fuera con sus técnicas para que sus ciudadanos no tomen ejemplo e incluso llegado el momento intentaría acabar con ella a través de ataques militares. Cosa que nos desvela que un buen ejército en esta sociedad es necesario, pero sola y exclusivamente para defenderse de ataques colonialistas o imperialistas. Este ejército no tiene que tener la función de ir a otros países en ningún momento, sino defender su sociedad de compañerismo por encima de todo, lo que implica hacer trabajos sociales para la comunidad y trabajar para el pueblo ante todo.

       En conclusión, como se puede ver creo que un mundo nuevo y mejor es posible, por mucho que nos inculquen lo contario a diario. Los pueblos, sus culturas, tradiciones, conocimientos, libertades (en la que va incluida su autodeterminación) y progreso, son muchos más importante que cualquier negocio, por los que 1 persona vive bien para que 100 lo hagan mal.

¡No lo olvides, el poder de cambiar esta sociedad está en ti!



Rubén Morgado

1 comentario:

  1. Primeramente mi enhorabuena, el egoismo es un daño colateral más del capitalismo salvaje, los ciudadanos con mentes alineadas también, en nosotros está la herramienta, algo oxidada por el exterior, pero como bien dices. ¡el pder de cambiarla está en ti!
    Anon236

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No se puede separar la paz de la libertad, porque nadie puede estar en paz consigo mismo si no es libre.