La cumbre de la UE sobre la deuda soberana –decimocuarta en dos años—
del miércoles de la pasada semana concentró simbólicamente en unas
pocas horas casi todos los males que, yerro sobre yerro, han marcado el
destino europeo en los últimos lustros.
Vino precedida y sucedida de reuniones y reunioncillas a puerta cerrada, en petit comité, o unter vier Augen.
Precedida de conciliábulos de Merkel con Sarkozy, de Merkel con
Sarkozy, Barroso y Van Rompuy, de Merkel, Sarkozy y Barroso con Charles
Dallara (el jefe supremo de los banqueros, director del Instituto de
Finanzas Internacionales, IIF). Sucedida, en España
, del encuentro de
Elena Salgado, la dama de la insulsez soñolienta, con un selecto grupo
de grandes empresarios, banqueros y economistas del PP y del PSOE. Ni
prensa, ni parlamentos, ni sindicatos, ni organizaciones sociales fueron
siquiera consultados. Ni siquiera los gobiernos de los países miembros.
Todo cábalas, pues. Hasta el anciano Delors, el otrora prior de la UE,
tuvo que conformarse con conjeturas. Nada halagüeñas, por cierto: en una
entrevista para la Deustche Welle, críticó "el método de póker" de
Merkozy y admitió que "no se sabe a ciencia cierta como funcionará eso".
Ahora, apenas cinco días después, ya se sabe: muy mal.
Papandreu, que por lo visto no quiere pasar a la historia como un
Zapatero cualquiera, tiró ayer la toalla: se propone –ya veremos si le
dejan— convocar un referéndum para que el pueblo griego decida directa y
democráticamente sobre las recetas para Grecia de la Cumbre. Los
mercados de valores descuentan ya hoy (1 de noviembre) como negativa la
respuesta del pueblo griego: se han desplomado al unísono, en Europa y
en ultramar. Indignación en Alemania. Rabia contenida de Sarkozy.
Estupor en EEUU. Perplejidad en Beijing. Mal disimulado desconcierto de
Barroso. En España, que tan mal parada salió de la Cumbre –impuso a la
banca privada española recapitalizaciones por una cifra de 26 millones
de euros, el mayor monto tras Grecia—, las reacciones a la decisión de
Papandreu se han distribuido entre nuestros mandamases políticos ni más
ni menos que como era de esperar. Con las habituales emanaciones
mistagógicas del entorno de Rajoy y Montoro, un posible ministro del
área económica en el futuro gobierno del PP. Con las alharacas
intempestivas de la extrema derecha mediática madrileña y sus ridículos
peritos en saña sectaria. Con la gárrula demagogia populista improvisada
en el entorno del candidato Rubalcaba, al que aún no se le ha quitado
la cara de tonto desde la inopinada contrarreforma constitucional express
con que le sorprendió Zapatero el pasado agosto. Y, claro, con las
alicaídas botaratadas de mal estudiante de Don José Blanco, el apicarado
portavoz del agónico Gobierno actual. Vendrán más. A ver.
A todo eso hemos asistido hoy, sólo cinco días después de la dichosa Cumbre.
Los planes griegos de la Cumbre
Lo
que el común de los mortales sabe de los planes griegos de la Cumbre
viene del lacónico comunicado final de la misma. Se habría acordado
elevar la quita de la deuda soberana griega del 21% al 50%, aunque dicha
quita tendría lugar de manera "voluntaria" por parte de la banca
privada. Se habría decidido también elevar reglamentariamente el capital
principal de la banca europea al 9%, siguiendo unos cálculos de
valoración del riesgo de la deuda soberana en los mercados, cuando
menos, aleatorios. Y se habría resuelto convertir el neonato Fondo
Europeo de Estabilización Financiera (FEEF) en un mecanismo de garantía
de los bonos de la deuda soberana, paralelo a los mercados CDS –los
opacos e irregulados mercados de derivados financieros de impagos
crediticios— y con capacidad para intervenir en los mercados secundarios
de la deuda, facilitando al mismo tiempo la recapitalización de la
banca europea. Todo ello con una ampliación de sus 440.000 millones de
capital hasta 1 billón de euros, merced –se dijo, aunque ya parece
desmentido a día de hoy— a la participación de Japón, China, Brasil y
otros países "emergentes". En este marco de acuerdo pretendidamente
global de lo que podríamos denominar el II Pacto del Euro, Grecia
recibiría finalmente el tercer tramo de la ayuda prometida desde el mes
de julio y la promesa de otra inyección de 100.000 millones de euros en
los próximos años que le permitan mantener en funcionamiento su
economía.
Como es harto sabido, el peligro inminente de la
bancarrota griega es lo que motivó la convocatoria de la Cumbre.
Conocemos por una filtración del Financial Times el documento de
análisis de la situación helena elaborado por el BCE. No puede ser más
claro: Grecia ha quebrado, sin o con las quitas sucesivas de su deuda, y
en el mejor de los escenarios, no saldrá de la profunda recesión a que
ha sido arrojada (y que ya ha supuesto una caída de su PIB del 25%,
¡equivalente a la sufrida en los dos primeros años de la II Guerra
Mundial!) no antes de 2020.
La política de austeridad dictada por
la incompetente troika UE-BCE-FMI ha venido a sumar a un pésimo
diagnóstico un verdadero ensañamiento terapéutico con el pueblo griego.
Ahora se supone que Grecia deberá equilibrar una deuda actual –tras la
comprometida quita del 50%— que monta el 120% del PIB. Pero ese 120% del
PIB, merced a la recesión profunda inducida por las medidas de
austeridad fiscal, volverá a crecer, según la estimación del propio BCE,
hasta 160% de su PIB. El proceso de "devaluación interna" que eso trae
consigo, prosigue el informe filtrado al Financial Times, situará
el paro por encima del 18%, lo que provocará con certeza la emigración
del sector económicamente más activo de la población. En este escenario
"positivo", dice el informe, Grecia podría volver a financiarse en el
mercado financiero privado en unos diez años, y eso suponiendo que su
estructura bancaria actual –que posee el 20% de los bonos soberanos—
continúe recibiendo la ayuda del BCE, que la mantiene con vida a pesar
de su quiebra técnica, a la espera de ser nacionalizados y
recapitalizados sus bancos.
No hacía falta haber leído las
noticias de lo que ha sido la huelga general del 19 y 20 de octubre
pasados en Grecia, ni del recibimiento otorgado, a su vuelta, la
delegación gubernamental que ha asistido a la Cumbre de la UE, para
darse cuenta de que este plan de la UE era insostenible desde el punto
de vista político y social. Papandreu no ha hecho sino reconocer
finalmente esa obvia realidad, cuando se ha allanado a convocar un
referéndum. Las encuestas improvisadas esta tarde dan más de un 60% de
la población griega contraria a la "solución" ofrecida por la Cumbre de
la UE.
El Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, lejos de corregir, agrava el problema del mal diseño institucional de la Eurozona
Más
estupefaciente aún, si cabe, que su irrealismo político-social resulta
el que el mensaje propiamente económico de esa Cumbre, que debía ofrecer
la solución económica "definitiva" al problema de la deuda soberana
–como antes las de marzo y julio—, era sobre poco más o menos el que
sigue: no hay tal solución; con todo y con eso, la eurozona mantendrá
como sea a Grecia, persuadida de que de ello depende la propia
supervivencia del euro. Los mercados especulativos no podían esperar
mensaje más goloso.
Fue este núcleo duro del mensaje lo que
disparó al alza los mercados de valores en todo el mundo el jueves y el
viernes de la semana pasada, la mejor, en términos bursátiles, de los
dos últimos años. Especialmente significativa fue la retirada de dinero
de los bonos "refugio" de Alemania y EE UU, y su colocación en los
fondos de riesgo por valor de 48.000 millones de dólares.
Pero la
realidad del bucle depresivo de la crisis de la deuda soberana de los
países europeos, combinada con el ensañamiento terapéutico de las
políticas de austeridad fiscal, volvió a hacerse presente en
veinticuatro horas: el bono italiano a 10 años regresó al 6,2% y el
español, al 5,45%, a pesar de la significativa caída de las tasas de los
bonos griegos y portugueses. Eso ocurrió el viernes. Papandreu todavía
no había abierto la caja de los truenos democráticos.
¿Por qué
las dudas sucedieron inmediatamente a la euforia.?¿Qué quería decir
exactamente el comunicado cuando hablaba de una "quita voluntaria" de la
deuda griega por parte de la banca privada? Lo único que salió a la luz
fue la escena en la que el director ejecutivo del Instituto
Internacional de Finanzas –la patronal bancaria mundial—, Charles
Dallara fue informado por los lideres europeos, el BCE y el FMI de que
la "voluntariedad" era la única solución viable políticamente. Parece
que la señora Merkel le hizo a Dallara una oferta que no podía ser
rechazada. O tomaba esa quita "voluntaria" –con dos meses por delante
para la negociación técnica de la misma—, o lo que venía inexorablemente
era una bancarrota real en cadena a corto plazo, lo que significaría la
abrupta interrupción de los beneficios dimanantes de la deuda griega
que, aun si rebajados ahora en un 50%, son buenos beneficios. con
recapitalización de las pérdidas a precios interbancarios
subvencionados. Quedarían así apalancados beneficios y capitales
principales de los bancos privados.
A pesar del estigma de
figurar en segundo lugar tras la banca griega en cuanto al monto
requerido de recapitalización, la banca española sacó pecho, asegurando
que los 26.000 millones de euros a levantar los conseguiría con márgenes
relativamente cómodos porque, entre otras razones, en nada le afectaba
la quita griega, teniendo, como sigue teniendo, elevados niveles de
beneficio, más aún tras el apalancamiento de las deudas española y
portuguesa. Parece obvio que la principal victima de este incoado
proceso de recapitalización no serán los bancos privados, sino la
llamada economía "real", las familias y las pequeñas y medianas
empresas, sin circuitos propios de financiación: por cada mil millones
que, a consecuencia de la recapitalización, quedan inmovilizados, se
retiran del crédito 10 mil millones, lo que significa una contracción de
más de un cuarto de billón de euros, nada menos, pues, que dos puntos y
medio del PIB, y por ende, más de medio millón de puestos de trabajo.
¿Hay
más víctimas? Desde luego. La ministra Salgado ha aceptado en la Cumbre
que sea el FEEF la entidad que en el futuro ayude a la compra de deuda
pública española, y no el BCE –la única institución europea con
capacidad para crear, de la nada e ilimitadamente, euros—. Eso significa
que en el futuro las compras de deuda pública española no saldrán
gratis, lo que obligará --en 2012 hay que refinanciar unos 300 mil
millones de euros de deuda-- a "ajustes estructurales" brutales,
inimaginables hasta hoy..
Con ser éste un problema que afecta de
modo muy grave a España, la "solución" del FEEF decidida en la cumbre,
va mucho más allá, y afecta negativamente de lleno al conjunto de la
Eurozona. Revela por lo magnífico lo que tantas veces se ha venido
diciendo desde estas páginas de SinPermiso: los mandamases
europeos parecen incapaces de reconocer que el problema central de la
Eurozona es un problema de diseño institucional, el diseño de una unión
monetaria sin autoridad fiscal central –sin Tesoro—, que impide que el
BCE pueda actuar como un Banco Central normal (como la Reserva federal,
como el Banco de Inglaterra, como el Banco de Japón), es decir, como
prestamista de último recurso. La creación del FEEF no acerca, sino que
aleja a la Eurozona del rediseño institucional normalizador, que sería
un Tesoro capaz de emitir eurobonos y un BCE plenamente habilitado para
comprar deuda pública y actuar como prestamista de última instancia.
Diríase que el FEEF está concebido, no como un instituto capaz de lidiar
eficazmente con el problema de la deuda soberana europea, sino como un
mecanismo indirecto pronto a asegurar las políticas de ajuste y
austeridad a través de la banca privada, porque se duda de la capacidad
de disciplina fiscal de los gobiernos ante la conflictividad social que
se espera. Esta es una de las lecciones de las contabilidades fiscales
dobles de Grecia e Italia.
Desde su creación hace ya meses, el
FEEF sigue siendo una entidad mas virtual que real: 40 personas alojadas
en un piso de la sede del Bundesbank en Francfort, que ni siquiera
cuenta todavía con una red informática propia. Y se supone que semejante
institución debe ser el último garante de la estabilidad de la deuda
soberana de los países europeos y, en definitiva, del euro. Desde mayo
del 2010, la divergencia de recetas frente a la crisis de la deuda de
Merkel y Sarkozy se ha concretado en el FEEF. Su lento aprovisionamiento
de fondos, sometido a las decisiones, y en algunos casos caprichos, de
los parlamentos nacionales de los 27 estados miembros, han llevado a
Grecia directamente al abismo. El Banco Central Europeo ha tenido que
intervenir, en contra de su reglamento, adquiriendo bonos de la deuda de
los países mas afectados en los mercados secundarios por un volumen de
173.500 millones de euros. Nunca ha tenido mejor ejemplo el proverbial
caso del bombero pirómano: el BCE prestaba sin limite a los bancos
privados europeos al 1%, que a su vez represtaban, o actuaban
directamente en los mercados de bonos, obteniendo rentabilidades de
entre el 4% y el 20%, que a su vez revendían con enormes sobreganancias
al BCE. Esta ha sido la formula neoliberal de "comunitarización" de la
deuda a favor de las oligarquías financieras rentistas.
Este
circuito especulativo –derivado de la incapacidad de reconocer el
problema del deficiente diseño institucional de la Eurozona— es el que
ha acabado siendo inadmisible políticamente para el parlamento de la
República Federal de Alemania, principal contribuyente fiscal del BCE.
Con su exigencia de una aprobación previa de los acuerdos de la Cumbre
de la UE, el parlamento alemán rechaza cualquier apalancamiento de la
deuda soberana en el BCE y finalmente en el presupuesto alemán. Lo que
ha hecho Merkel es imponer esta decisión al resto de Europa y,
especialmente, a Sarkozy. Por esta extraña vía, el euro queda expuesto a
ser un matrimonio monetario sostenido exclusivamente, no en la economía
real de Alemania, sino en el mecanismo virtual de cédulas de seguro de
un FEEF financiado en buena parte fuera de la zona euro. En vez de
asegurar unos beneficios especulativos extraordinarios con la compra de
bonos de las deudas soberanas de rentabilidad más alta vía BCE, el
mensaje de la Alemania de Merkel es que se "desapalanca" en la medida de
lo posible, porque no confía en las políticas neoliberales de
austeridad fiscal que impone a los países periféricos, y que mantiene un
margen de maniobra para, en caso de una crisis terminal del euro, poder
recuperar con el menor daño posible su propia moneda nacional, tal vez
una zona Deutsche Mark que incluya a Austria y Holanda. Son en
definitiva el peso de las economías reales y los asimétricos ritmos de
desarrollo de la crisis los que acaso expliquen la diferencia de
orientación estratégica de Merkel y Sarkozy y su cálculo del riesgo que
implica el euro para sus economías nacionales. En una cosa llevaba razón
Sarkozy, que ha perdido la partida: fiarlo todo al FEEF, abandonando la
perspectiva de un BCE plenamente reconstituido como prestamista de
último recurso, significa poner a la deuda pública de Francia y de la
propia Alemania en riesgo de ataque especulativo. (Véase, en esta misma
entrega de SinPermiso, el soberbio análisis al respecto de Marshall Auerback.)
Desde
hoy, el BCE está dirigido por el italiano Draghi, un antiguo ejecutivo
del Goldman Sachs, el banco privado norteamericano que ayudó
técnicamente en su día al gobierno conservador griego a falsificar
fraudulentamente la contabilidad nacional pública para asegurar la
entrada de Grecia en el euro, origen de los presentes males de la
Eurozona. El círculo, pues, se cierra, y bien irónicamente.
¿Podrá
Draghi mantenerse en los márgenes de la crisis de la deuda soberana y
concentrarse en la lucha contra la inflación que, en la fantasía
neoliberal de los mandamases europeos, amenaza con acompañar a la
recesión de una parte importante de la eurozona? Con toda seguridad, las
insuficiencias y aun las contradicciones del FEEF –cuyo Presidente
Regling ha viajado ya sin mucho éxito a Pekin y Tokio para pedir la
ayuda que no encuentra en la UE— le obligarán a intervenir una y otra
vez. (Hoy mismo parece que lo ha hecho, tan masiva como
infructuosamente: la prima de riesgo española se disparó hasta 380
puntos, la italiana, hasta 430.)
Este fue el segundo mensaje de
la Cumbre, relacionado con Italia. Si Grecia no puede quebrar porque
arrastraría al euro y a la UE, mucho menos un país como Italia, cuyo
problema de deuda se concentra en la anomia fiscal del estado y cuya
riqueza neta se calcula cuatro veces superior al volumen de su deuda. La
autonomía institucional del BCE volverá a jugar, en situaciones de
crisis como la vivida en mayo de 2010 o en agosto de 2011, como el
mecanismo de intervención en nombre de la estabilidad del euro por
encima de las propias decisiones de los estados miembros. Pero ese
margen de maniobra, sin la reconfiguración institucional de la Eurozona,
sin el reconocimiento pleno del BCE como prestamista de último recurso,
sin un Tesoro europeo, se irá agotando.
Y una carcajada pérfida
La
necia cerrazón dogmática neoliberal de una casta de mandamases europeos
cristalizada durante decenios en un ambiente horro de todo careo
democrático con los pueblos, y expuesta, en cambio, también durante
decenios, a todo tipo de presiones y cabildeos granempresariales y
bancarios, hace inverosímil la esperanza de que pueda poner proa
siquiera a la solución del problema de la pésima arquitectura
institucional de las finanzas europeas. Ese verdadero pecado original de
una Unión Monetaria construida por unas elites tan sesgadas
tecnocráticamente como ajenas a la racionalidad macroeconómica más
elemental no lo pueden corregir esas mismas elites. Sólo se podría
corregir con una verdadera revolución democrática de los pueblos
europeos.
Voltaire, el gran crítico del despotismo europeo de su
época, dejó en Diccionario filosófico esta simpática alabanza –de todo
punto política— de la carcajada pérfida:
"La risa sarcástica, perfidum ridens
(…) es la alegría que nos causa la humillación de los demás.
Perseguimos con risa burlona y maliciosa al que prometiéndonos
maravillas, no hace mas que tonterías; eso es silbar más que reír.
Nuestro orgullo entonces se burla de la arrogancia necia de los demás."
Eso
nos queda, por ahora. Una miríada de mediáticos buscavidas
intelectuales vienen criticando la algazara y el combativo buen humor de
los "indignados" alzados ya en medio mundo por su supuesta "falta de
programa" o por su incapacidad de "vertebrarse políticamente". La
acusación nos parece de todo punto falsa. Pero aunque así fuera,
convendría recordar que en el derrocamiento del antiguo régimen fueron
parte también, acaso sin mucho programa y sin mucha vertebración, las
carcajadas pérfidas de la sátira de Voltaire o de los caprichos asnales
de Goya.
En una situación extrañamente parecida a la nuestra,
Gramsci –desde una cárcel fascista—recomendó también el sarcasmo como
arma de combate contra unas clases dominantes corrompidas por una
arrogancia asnal:
"En el caso de la acción histórico-política, el
elemento estilístico adecuado, la aproximación característica de quien
quiere distanciarse y comprender, es el 'sarcasmo apasionado'. (…) Hay
que considerar el sarcasmo como una expresión que pone de relieve las
contradicciones de un período de transición; se busca mantener el
contacto con las expresiones subalternas humanas de las viejas
concepciones, y al propio tiempo, se acentúa la distancia con las de las
clases dominantes y dirigentes, esperando que las nuevas concepciones,
con el decantamiento operado por el desarrollo histórico, dominen hasta
conquistar la fuerza de las 'creencias populares'. Esas concepciones ya
están sólidamente adquiridas por quienes hacen el sarcasmo, pero han de
ser expresadas y divulgadas en actitud 'polémica'; si no, serían un
'utopía', porque parecerían 'arbitrariedades" o de un individuo o de una
camarilla."
En eso parecen estar ahora los "indignados" del
mundo –los que van en serio, queremos decir—, no en la arbitrariedad
utópica de camarilla, sino persiguiendo con risa burlona y maliciosa a
estas señoras y a estos señores tan serios que, prometiéndonos
maravillas, no hacen más que tonterías. ¡Nosotros somos el 99%!
Antoni Domènech es el editor de SinPermiso. Gustavo Buster es miembro del Comité de Redacción de SinPermiso.
Fuente: www.sinpermiso.info, 1 noviembre 2011
Blog de información sobre el grupo del Movimiento 15M de Fuente del Maestre. ¡¡ACERCATÉ A LAS ASAMBLEAS.TODOS LOS VIERNES A LAS 20, EN LA PLAZA DE ESPAÑA!!!
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co pañero no botes elblaco pone la papelea del 15m y podetra pone que son unos ladrenes todos partido politicos
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