No
sé cuál será vuestro pensamiento, pero cuando yo me opongo a algo es, o
bien porque me perjudica, o bien porque perjudica a mucha gente entre
la que no me incluyo. De hecho, el 15 M se opone al gobierno, al
monopolio de la banca, a las grandes empresas, al fraude... ¿Por qué?
Porque nos perjudica. Perjudica a nuestra familia, al vecino, al del
pueblo de al lado, en fin, a toda España y al mundo entero. Y sin
embargo, hay gente que se opone al movimiento. Por lo tanto, será que
les perjudica que protestemos. Sólo los banqueros, directores y
políticos que estén haciendo mal su trabajo se deberían de preocupar por
lo que puede llegar a
conseguir el 15 M. Pero sigue habiendo miles, e
incluso millones de personas aquí en España que se oponen a las
protestas ciudadanas y a la creación de alternativas, simplemente porque
ya viven decentemente y no quieren pelear un poco más para vivir mejor.
O porque el partido al que llevan votando durante toda la vida está en
contra del 15 M, o porque son católicos convencidos y cerrados que ven
en el movimiento una fuente satánica de ateísmo...
¿Conocéis
ese refrán de que la esperanza es lo último que se pierde? Pues hay
millones de personas en España que han perdido la esperanza. Y no estoy
hablando de desahuciados, ni de indigentes, ni de mujeres maltratadas,
no. Estoy hablando de gente que no quiere mover un dedo por hacer de
este mundo un lugar mejor en el que vivir, porque creen que todo está
perdido. Y no se dan cuenta de que somos, como dijo Ferrán MDE, un pueblo unido con multitud de armas, y
que por muchos policías que saquen a la calle, nosotros somos 20 veces
más que ellos, y que trescientos cincuenta tiburones no pueden acabar
con un banco de cuarenta y cinco millones de pirañas.
Ismael Medina
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No se puede separar la paz de la libertad, porque nadie puede estar en paz consigo mismo si no es libre.